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30de enero día  escolar de la
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“Cuando las fuerzas económicas y financieras hayan conquistado por completo el poder  político, desaparecerá la política como ejercicio de soberanía, la Democracia será sólo una grotesca quimera y gobierne quien gobierne, seremos todos esclavos de un puñado de magnates del dinero”.

 

Pedro Olalla: Palabras desde Grecia

"A esto lo llaman democracia y no lo es, es una dictadura que no se ve"

Estamos asistiendo de manera, más o menos expectante, a la toma del poder del sector financiero, Grecia y posteriormente Italia, son un buen ejemplo de ello, espero y deseo, que cuando reaccionemos, porque reaccionaremos, no sea demasiado tarde. El experimento que se ha puesto en marcha en Grecia e Italia, pone de manifiesto la incapacidad de los políticos de trabajar por el bienestar de la ciudadanía, quedando estos relegados a ser meras comparsas a la orden del poder económico, primer paso para ese “nuevo orden mundial”, en el que la democracia, quedará relegada a “una dictadura que no se ve”. Pedro Olalla González de la Vega (Oviedo, España, 1966) es escritor, helenista, filólogo, profesor, traductor y fotógrafo, y en estos campos desarrolla su actividad profesional en colaboración con editoriales, universidades e instituciones culturales de diversos países del mundo, en su vídeo: Palabras desde Grecia, expone la realidad griega y cómo los poderes dominantes se han encargado de hacernos creer eso de que “nosotros” no somos Grecia, y que por tanto, ellos, se merecen lo que les ha caído. La realidad es bien distinta. Transcribimos a continuación el texto íntegro del vídeo.

Palabras para todos los que me escuchéis desde España y otros lugares. Palabras urgentes que dirijo a mis amigos desde Atenas, de esta Atenas cada vez más herida. Quiero informaros de una situación que nos atañe a todos, que por su gravedad está consiguiendo que en los últimos tiempos, cualquier otro asunto de los que nos ocupa parezca una frivolidad. También quiero pediros algo, algo importante, pero voy a dejarlo para el final porque confío que no os importará esperar unos minutos. En los últimos tiempos el discurso político y mediático de España y otros países europeos ha sido decir en tono de alivio que “nosotros no somos Grecia”, que nuestra cuenta de resultados es mejor, y que los griegos en el fondo se merecen lo que ahora les pasa porque son vagos, díscolos, propensos a huelgas y manifestaciones. Esperemos que ahora que la marea está llegando a España y a otras latitudes, ahora que comienzan a recortarse allí, sueldos, pensiones, derechos y prestaciones, los españoles y los europeos sopesen mejor sus juicios sobre Grecia y tomen conciencia de la verdadera naturaleza de la situación que nos amenaza a todos y de su verdadero alcance. ¿Qué es lo que está pasando? En términos históricos lo que está pasando es que quienes controlan en el mundo el poder financiero, se están haciendo con el poder político a través de la creación y explotación de la deuda y lo están haciendo con la connivencia de nuestros gobernantes y ante la incapacidad de una reacción organizada de los ciudadanos, por eso el problema de Grecia no es un problema de carácter local, es la cara visible, en Europa, de una tragedia que nos afecta a todos, el progresivo desmantelamiento del Estado y de la Democracia por parte de los agentes de la Globalización económica. Lo que está pasando es muy grave, porque cuando las fuerzas económicas y financieras hayan conquistado por completo el poder  político, desaparecerá la política como ejercicio de soberanía, la Democracia será sólo una grotesca quimera y gobierne quién gobierne, seremos todos esclavos de un puñado de magnates del dinero. Resistir como ciudadanos frente a este proceso es el sentir profundo de todas las movilizaciones, que desde hace año y medio aproximadamente ocupan día a día a gran parte de los griegos. El pueblo griego, está dispuesto a hacer sacrificios  y muchos, pero poco a poco se está dando cuenta de que todos los sacrificios que se le exigen y que se le imponen no van encaminados a acabar con un sistema perverso, sino a alimentarlo y a perpetuarlo, ¿por qué?, porque el plan de rescate organizado por el núcleo duro de la Unión Europea y el FMI, que se nos impone como única y desesperada solución ante una bancarrota segura, es un plan diseñado para salvaguardar el beneficio de los especuladores, para minimizar sus riesgos y para abrirles el camino para apropiarse de la riqueza nacional. No es en absoluto un plan para aliviar la situación del país, ni para generar desarrollo, ni para redistribuir más justamente la riqueza de todos, muy al contrario, es un plan para que, injustamente, la riqueza de todos siga fluyendo cada vez a menos manos. Vamos a ser claros, lo que se nos presenta como crisis es en realidad un ataque económico organizado, y lo que se nos presenta como deuda, es un producto cuidadosamente diseñado como arma de sometimiento que da continuidad al colonialismo y perpetúa la misma violencia Uno de cada 5 dólares de la deuda mundial se lo debemos al FMI y al Banco Mundial. Quien tenga nociones de historia contemporánea son de sobra conocidas las prácticas de estas instituciones en los países donde han operado hasta el momento, y si no que se lo pregunten a América Latina, al África Subsahariana, al Magreb, a los países del Sudeste Asiático, o a todos los del llamado Tercer Mundo que  durante las últimas décadas viven desangrados con un proceso creciente de acumulación de deuda, mientras pagan por ello al Primer Mundo,7 veces más de lo que reciben en concepto de ayuda al desarrollo. Estas instituciones actúan como intermediarias financieras, haciendo que a través de sus créditos, los inversores tengan mayores garantías de cobro de los países en los que invierten. El objetivo de los inversores, ya se sabe, es cobrar, pero como inversores privados no tienen ninguna garantía de que los países en los que invierten produzcan  los esperados beneficios y el cobro llegue hacerse efectivo. Están sujetos al riesgo de la apuesta, y su derecho al cobro se limita tan solo a una parte de los beneficios, y nunca claro está, a una parte del patrimonio del país en el que invierten. Así pues, para cobrar con garantías, su objetivo es introducir en el país un agente de cobro capaz de transformar la especulación privada en deuda pública, y esto es lo que hace desde su fundación el Fondo Monetario Internacional, para conseguir esto hay que conseguir la connivencia de determinados políticos, y esto es lo que han conseguido en Grecia. Ahora, gracias al efecto conversor del FMI, Grecia ya no le debe dinero a los especuladores privados directamente, sino a otros estados, lo que hace el impago más complicado, y ahora hay que responder a esta dudosa deuda con el sudor de los contribuyentes, y lo que es más atractivo para los inversores, con la riqueza nacional, que el propio gobierno se ha encargado de comprometer, de comprometer como aval más allá de lo inalienable en el texto de los protocolos que hace poco acaban de firmar. Vamos a ver, ¿es Grecia el país más endeudado de Europa o del mundo como quieren hacernos creer desde hace tiempo? Por supuesto que no. En deuda externa en millones de dólares, ocupa el puesto 18. En deuda externa con relación al PIB ocupa el puesto 9, y en deuda per cápita, ocupa el puesto 15, muy por detrás de Francia, Alemania, Inglaterra  o Suiza, e incluso a bastante distancia de España. Tampoco ocupa el primer puesto en cuanto a endeudamiento privado, ni en cuanto a gasto público, ni siquiera en cuanto a número de funcionarios. Eso sí, es el país de Europa con más alto índice de precios al consumo en artículos de primera necesidad y la mayoría de los griegos llevan mucho tiempo recurriendo a la familia, al pluriempleo y al trabajo precario para poder llegar a fin de mes. ¿Qué es entonces esa deuda? Esa deuda en nombre de la cual Grecia está siendo obligada a contratar el mayor préstamo de la historia de la humanidad, es en un 90 % bonos del Estado, y los bonos del Estado no son exactamente deuda, son mecanismos de inversión, libremente negociables en el mercado de valores, es decir, apuestas con dinero en las que se puede ganar o perder, y en esto hay una gran diferencia. Actualmente el capital que se mueve en el mercado de préstamos a nivel mundial es de 1.000 BILLONES DE DÓLARES, mientras que la producción anual del planeta es sólo de 57 billones de dólares. Esta abismal diferencia, es lo que explica la causa del "endeudamiento del mundo", esa causa no radica en el déficit real, sino en la necesidad de apenas 1.300 inversores tienen de explotar ese capital. En las últimas décadas, económicamente hablando, hemos construido un mundo que no sólo es injusto, sino absurdo, sin embargo, parece que hay que hacer todo lo posible para que no se venga abajo, así sin ir más lejos, hace apenas dos años, Grecia rescató a los bancos con 70.000 millones de euros de los contribuyente, dicen que para evitar desastres mayores, y ahora hay que rescatar también al sector financiero, nuevamente con el dinero de los impuestos de los contribuyentes. Mientras tanto, atención, el 50 % del dinero que se mueve en el mundo lo hace a través de compañías offshore, creadas en paraísos fiscales para evadir impuestos y para mantener el total anonimato de sus propietarios, sólo en Grecia operan más de 4.000 offshore, y en los últimos 10 años se han fundado en el mundo más de un millón de estas empresas inventadas por los especuladores anglosajones. Hoy lo golpes de  Estado los dan los financieros. Al pueblo griego, siguiendo los dictados de la Comisión Europea, del Banco Central Europeo y del FMI, se les suben los impuestos, se les recortan los sueldos, se les expulsa del trabajo, se les arrebatan conquistas sociales, sanitarias, se les impone la privatización de sus empresas estatales, se les obliga a poner en manos de inversores extranjeros la riqueza nacional de su país, se les fuerza a comprar armamento a sus acreedores y se le pide encima que pague tasas solidarias, mientras que está subvencionando a los bancos y ni siquiera se plantea la imposición de una mínima tasa  del 0,1 % sobre las transacciones financieras internacionales, una tasa con la que se podría recaudar anualmente más de 600.000 millones de euros, más de la supuesta deuda Griega, sin tocar el bolsillo de los contribuyentes  ni el hambre de los pobres. Pero esto no se hace, ¿debe de ser inmoral? Mientras el mundo funcione así, ni los políticos ni los financieros tienen autoridad moral para imponer los sacrificios que pretenden. ¿y qué podría hacerse?, me diréis, ¿qué es lo que no se hace? Ante todo a lo que está llamada la ciudanía Europea, ¿si es que existe?, en Grecia, en España y en todos los países de Europa  es hacer frente común contra el abuso, es  exigir a los gobiernos que frenen a los especuladores y que se vayan a casa, que obliguen a los inversores a asumir el riesgo de sus descabelladas operaciones en vez de acudir en su auxilio con el dinero público cada vez que sea necesario, para que siempre salgan ganando. Hay que pedirles que gobiernen, en definitiva, para el pueblo que les confía el poder, y no para sus propios intereses. En el caso de Grecia, la ciudanía Europea debe de apoyarla a negarse al reconocimiento de esa deuda. Cualquier plan de renegociación de la deuda será para terminar en quiebra y sometidos a las condiciones de los prestamistas. Para todos, no solamente Grecia, el camino del endeudamiento es un pozo sin fondo como ya ha demostrado repetidamente la historia. Así pues, hay que exigir que cambie la práctica política actual, hay que detener de inmediato el pago de la deuda, hay que esclarecer  el origen y la naturaleza de esa deuda, ver si hay culpables de delito entre los responsables del endeudamiento, y determinar con precisión ¿qué parte de esa abultada cantidad no es sino una deuda odiosa contraída contra los intereses de la población de un país con el completo conocimiento del acreedor, de acuerdo como Estados Unidos definió este concepto y lo acuñó en su propio beneficio tras la guerra con España por la independencia de Cuba, y una vez esclarecido todo esto y una vez castigados los culpables se decidirá entonces con serenidad y justicia, por medio de qué préstamos, de qué ventas o de qué nuevas medidas, habrá que hacer frente a la deuda legítima. El déficit real del país en la última década, es sólo un 4 % de esa supuesta deuda Una de esas medidas, por ejemplo, podía ser reclamar contundentemente las indemnizaciones de guerra a Grecia que Alemania fue condenada a pagar tras el final de la Segunda Guerra Mundial, y que pese a la ocupación militar, a las deportaciones masivas a los campos de exterminio y a los más de 1 millón de muertos, aún no han sido satisfechas. Otras medidas, más económicas y menos históricas, serían  prohibir la operaciones de empresas offshore en suelo griego, bloqueando sus bienes y obligando a sus accionistas anónimos a identificarse y a tributar para poder desbloquear su propiedad, es probable que la mayoría de ellos no se atrevieran ni siquiera a dar la cara. También habría que exigir a los bancos que devolvieran sus rescates, habría que imponer tasas sobre las transacciones financieras internacionales, tasas justas sobre los vergonzosos depósitos en Suiza y en otros paraísos fiscales, toda una serie de medidas tributarias para evitar el verdadero fraude que se produce a través de la banca, de la bolsa y de las offshore, y junto a todo esto, habría que replantear la propia relación con la propia Unión Europea y con una moneda, el euro, que está diseñada con criterios neoliberales para la conveniencia prioritaria de Alemania  y de algunos otros socios. Si no  reconocemos la deuda, nos echarán de los mercados por un tiempo, nos boicotearan en los posible, pero también nos ahorraremos el dinero de especulación con los bonos, salvaremos gran parte de la riqueza nacional que se está yendo hacia los grandes grupos de inversores  solo los intereses de los bonos para el año en curso (2011) son 16.000 millones, lo mismo que se dedica en Grecia  a Educación y Sanidad. Si no reconocemos la deuda, en vez de alimentar la especulación podremos hacer frente al déficit, podremos respaldar la economía real del país, aliviar la presión sobre los ciudadanos, revitalizar el comercio y fomentar el ahorro, y sobre todo, nuestros sacrificios, que serán muchos, si serán entonces para echar abajo un sistema injusto y para construir otro mejor. Y ahora, llegado al final de estas palabras desde Atenas, es cuando deseo pediros algo importante, que ante los abusos de la Globalización Económica, ayudéis a Globalizar también la Resistencia  La sociedad europea está muy dormida y muy acomodada en la gestión política de sus deficientes democracias, sin embargo, necesita con urgencia hacerse progresista en sus convicciones, y a reaccionar con decisión ante los nuevos golpista, combatir con eficacia la injusticia y la ignorancia, en vez de encubrirla y favorecerla de acuerdo con oscuros intereses, y esto debe de hacerlo por el bien de todos, porque los que disfrutamos más que otros de la libertad, del bienestar de la cultura, tenemos esa deuda moral con el resto de la humanidad. Sí, reconozco que soy antisistema, porque no entiendo como en un mundo en el que 50 empresas acumulan mayor  riqueza que 100 países, ¿alguien solidario puede seguir siendo pro sistema? Creo que en los tiempos en los que vivimos nuestro sistema, necesita más que nunca disidentes. Gente dispuesta a pensar alto a sentir hondo y a hablar claro. Un abrazo muy fuerte desde Grecia.

Cuadro de texto: Pedro Olalla, Atenas  5 de Octubre de 2011