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Nº 214
Centro de Documentación y Educación para la Paz

             Tanja Ernst: Master en Arquitectura del Paisaje y Sociología, Ciencias Políticas e Historia por las Universidades de Hannover, Alemania y Paris, Francia. Actualmente está elaborando su tesis de doctorado en el Departamento de Ciencias Políticas en la Universidad Kassel, Alemania. Su enfoque investigativo aborda tanto los aspectos de pobreza, inequidad social y participación como cuestiones que son determinantes para la democracia y al desarrollo. Contacto: tanja.ernst@uni-kassel.de

 

             Ana María Isidoro Losada:  Master en Arquitectura del Paisaje y Sociología, Ciencias Políticas e Historia por la Universidad de Hannover, Alemania. Asistente científica e investigadora en la Facultad de Relaciones Internacionales e Intersocietales de la Universidad de Kassel, Alemania. Actualmente está elaborando su tesis de doctorado sobre el rol de los sectores dominantes, el fracaso político, así como los cambios socio-políticos en el caso de Venezuela. Su enfoque investigativo aborda los temas: economía rentista, neopatrimonialismo, movimientos sociales y cuestiones que se dediquen a la democracia e inequidad social. Contacto: isidoro.losada@uni-kassel.d

ACTIVIDADES
PREVIAS

Ü ¿Sabes dónde está América Latina? Dibuja un mapa de todo el continente americano y colorea el correspondiente a esta zona.

Ü Dentro de este mapa colorea la  zona que geográficamente corresponde a Centroamérica, Sudamérica y Norteamérica.

Ü Haz una relación de los países que pertenecen a estas tres zonas del continente americano.

Ü Coloca al lado del nombre de cada uno de estos países, el año en el que se independizaron y a continuación el nombre del país del que se independizaron.

Ü Investiga la procedencia del nombre de cada uno de estos países.

Ü Busca en la red el nombre de los pueblos indígenas que habitan en los distintos países que conforman América Latina.

Ü Según el índice ethos de pobreza en América Latina, ¿cuál es el país menos pobre de este continente? ¿y cuál es el país más pobre? ¿En qué lugar de pobreza se encuentra Perú y Venezuela? Busca la respuesta en la red.

Ü ¿Qué país de América Latina, marca el índice ethos, como el de mayor pobreza en el hogar? ¿Y qué país es el que se presenta con mayor pobreza en el entorno?

Ü ¿Qué sabes de Potosí?

Ü Investiga en la red sobre esta población, ¿por qué es famosa, que interés tuvo para los españoles, dónde se ubica, qué supuso para los indígenas de esta zona la llegada de los españoles a Potosí?.

Introducción

El cambio estructural que se vive desde la mitad de los años 80, denominado por regla general   "globalización", parece haber modificado de manera durable las relaciones entre lo político, lo económico y la sociedad (Held, 2004; Lechner Boli, 2007; Ray, 2007; Scholte, 2005a).

El punto de partida de muchos análisis es el progresivo entrelazamiento económico, a raíz de la expansión del comercio mundial, de las inversiones directas, de las actividades de las empresas transnacionales y de los mercados financieros (Gilpin, 2001; Scholte, 2005b). A este proceso se le atribuyen tanto crecientes efectos de bienestar social (Friedman, 1999; Kiely, 2007) como, por medio de la "obligatoriedad del mercado mundial" (Altvater, 1987), un desmantelamiento de estándares sociales y aumento de estratificación social desatados, entre otros factores, por los efectos de la desregularización.

Posterior a la crisis de endeudamiento, a comienzos de los años 80 se empezaron a implementar en casi todos los países de la región los programas de ajuste concebidos por las Instituciones Financieras Internacionales. Los principios de este "Consenso de Washington" que están basados en los paradigmas neoliberales (Williamson, 1990) implican una promoción del sector privado, una liberalización del comercio y de los mercados interiores. Como consecuencia de ello se inició en muchos países un cambio de la estrategia de desarrollo hacia un modelo neoliberal enfocado en la exportación. Por medio de la reducción de los gastos públicos, la disciplina fiscal, la desregularización y descentralización administrativa, se manifestó una fuerte disminución y limitación en la intervención estatal en los ámbitos económicos y sociales reduciendo el Estado al papel de "sereno nocturno" (Stallings Kaufmann, 1989).

A raíz de esto se encaminaron, en la década de los 80, en la mayoría de los países en América Latina, drásticos recortes en el ámbito de los gastos sociales (Grosh, 1990); esta política implicó un intenso empeoramiento de la situación social y la perpetuación de la desigualdad. Entre 1980 y 1990 el ingreso per cápita disminuyó en la región en 7% y el consumo en 6%; la estratificación de los ingresos aumentó de manera considerable y a comienzos de los años 90 la mayoría de la población se veía afectada por la pobreza e incluso indigencia (CEPAL, 1991; Morley, 1995; Ocampo, 1998).

El paradigma del mercado versus el Estado se evidenció como contraproducente para enfrentar los cambios estructurales enfocados en el mercado; a raíz de esto se comenzaron a desarrollar mecanismos para que el Estado pudiera conducir al mercado. Esta nueva etapa se

denominó "Post-Consenso de Washington" que implementó las reformas de "segunda generación": institucionales, jurídicas, tributarias, sociales y educativas. El hito propagado en estas reformas, enmarcadas en una nueva política social, era la considerable reducción de la pobreza y de la desigualdad social. Los análisis de los últimos años develan que los resultados se pueden considerar hasta el día de hoy como muy pobres (vid. Burchardt, 2003a).

El siguiente artículo quiere contribuir a llenar el vacío del análisis de la dimensión social en el marco de la así llamada globalización y enfoca los aspectos socio-culturales de desigualdad y pobreza en América Latina. Las autoras exponen los efectos acumulativos de la globalización en el ámbito social, enfocando la resultante privación material, cultural y política como expresiones de la desigualdad vertical que se ve intensificada por expresiones de desigualdad horizontal (raza, clase, género) y disparidades de espacio. Después de una introducción general en cuanto a la relación entre pobreza y desigualdad social en América Latina, se concretiza, por medio de algunos resultados de estudio de campo en el caso concreto de Bolivia, de manera resumida los efectos y la correlación entre la exclusión social y las discriminaciones aún vigentes hasta la fecha.

Con este enfoque se pretende aportar al entendimiento de la exclusión de la mayoría indígena de la población boliviana y eso a pesar de contar con la igualdad formalmente garantizada y después de más de dos décadas de democracia electoral de corte liberal representativo.

 

1. La relación entre pobreza y desigualdad social en América Latina

pobrezaAspectos socio-culturales
de desigualdad y pobreza
en América Latina.
El ejemplo de Bolivia
Cuadro de texto: MÉXICO 54 %
HONDURAS 45 %
EL SALVADOR 45 %
VENEZUELA 46 %
COLOMBIA 60 %
PERÚ (Lima) 52 %
BRASIL 42 %
BOLIVIA 59 %
CHILE 21 %
ARGENTINA 53 %
POBREZA EXTREMA

El subcontinente latinoamericano ilustra de manera impactante la correlación entre la desigualdad social y la intensidad de la pobreza (CEPAL, 2004; Krumwiede, 2003; Thorp et al., 2006;  CEPAL, 2007; UNDP, 2005) 3. A pesar de la extensión de la desigualdad social latinoamericana, ésta constituye una condición estructural de la pobreza y cabe resaltar que el concepto de desigualdad no es sinónimo de pobreza4. Existen variadas definiciones para la pobreza 5: Descrita de forma simple, la pobreza significa discriminaciones de distintos tipos, marginalización y exclusión, tanto en el sentido material (a falta de redistribución), como en el sentido socio-cultural (a falta de reconocimiento de la diversidad y las diferencias culturales) y político (participación limitada) (vid. Fraser, 2003). La pobreza coincide con condiciones de vida y posibilidades de auto-realización estructuralmente heterogéneas que reflejan un alto grado de desigualdad social. En las personas afectadas esto se expresa en inseguridad e impotencia implicando así tanto dimensiones objetivas como también subjetivas (adscripción social vs. Percepción individual).

 

Dicho de otra manera, se puede observar un campo amplio de coincidencia entre una concepción multidimensional de la pobreza y un concepto de desigualdad que toma en consideración tanto aspectos verticales como horizontales. De tal modo, la discriminación material, la falta de prestaciones sociales y el déficit en los servicios básicos se pueden entender, por un lado como partes elementales del problema de la pobreza y por otro, como consecuencias de la desigualdad social. Pero ni la pobreza ni la desigualdad social pueden ser reducidas a tales perjuicios materiales, sino constituyen primordialmente un problema social y político, es decir, son el resultado de un conflicto de poder e intereses dentro de la sociedad en cuanto a la distribución de bienes materiales e inmateriales (vid. Krumwiede, 2003). Así, esto llega a ser un problema social o de política social, pues la pobreza estructural no puede ser identificada como destino o incapacidad individual porque se produce y reproduce socialmente.

 

El hecho de que en el contexto latinoamericano gran parte y, en algunos casos, la mayoría de la población esté afectada por la pobreza y con ello, privada de la participación social igualitaria (ibíd.), tiene consecuencias para la calidad de las democracias latinoamericanas. Varios trabajos académicos de las distintas ciencias sociales comprueban que tanto la pobreza como la desigualdad social (vid. Borón, 2003; Berg-Schlosser, Kersting, 2000; De Ferranti et al. 2004; Harders Schauber, 1999; Ramírez Gallego, 2004; Sen,  2000:100) y también la diferencia cultural (vid. Kymlicka, 1995; Lauth et al. 2004; Pickel, 2006, Ruíz Murrieta, 2003) ejercen como factores limitantes en el ejercicio de derechos formalmente existentes y en la participación social.

 

Esta conclusión tiene relevancia para la teoría de la democracia en el contexto latinoamericano pues en éste predominan lógicas funcionales tradicionalmente autoritarias y clientelistas, así como modelos políticos patrimoniales. O´Donnell (1999) expone que bajo circunstancias de gran desigualdad social no se puede partir de la premisa que los canales y derechos de participación formalmente existentes sean suficientes para destituir las estructuras de poder. Esto se debe a que actores con pocos recursos se encuentran en relaciones asimétricas de dependencia y se ven expuestos, de distintos modos, a discriminaciones y barreras explícitas y tácitas cuando se trata de organizarse, articularse e influenciar tomas de decisiones en el marco de los sistemas políticos.

2. Desigualdad social y etnicidad

 

En el contexto latinoamericano, se puede constatar un alto grado de desigualdad vertical; entre sus expresiones se pueden mencionar las discriminaciones socio-económicas como la distribución de ingresos y el modo de la recaudación fiscal, la falta de acceso a la propiedad, los medios de producción, los créditos, al mercado laboral formal y a relaciones laborales con garantías jurídicas, así como a bienes y servicios de atención pública (educación, salud, infraestructura básica y sistemas de seguridad social).

 

Estos perjuicios están ligados a desigualdades horizontales basadas en identidades de conjunto. Aparte de la situación de discriminación en la que viven las mujeres, se ha de considerar más detenidamente la dimensión étnica de la desigualdad social que implica una dimensión histórica específica. La conquista y la colonización del Continente conllevaron una discriminación masiva de la población autóctona y sus descendientes, así como la descendencia de los esclavos mayoritariamente secuestrados desde África. La degradación de los indígenas a objetos o a ciudadanos de segunda o tercera clase fue (y en muchos sentidos es) característico del trato dado, por los conquistadores europeos y sus descendientes, a la población originaria. La avaricia por metales preciosos y el paradigma  de la iglesia determinaban los hechos en el transcurso de la conquista del Continente durante el siglo XVI. La población indígena -que ascendió en la perspectiva invasora de "animales" a "infieles" y "bárbaros"- fue cooptada a través de sus líderes y explotada o masacrada según se inclinaban los respectivos intereses de dominio.

 

Cuando arribaron a América Latina la revolución industrial, el triunfo de la ciencia y las ideas de la Ilustración, las y los indígenas siguieron siendo percibidos como "objetos incivilizados" que habían de ser formados y guiados según los criterios de la civilización euro-occidental. Desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX tuvieron lugar diversas guerras independentistas y se formaron las naciones latinoamericanas, pero a pesar del apoyo activo de las luchas independentistas por parte de grupos indígenas, la promesa de tierra y libertad no se vio cumplida para ellos. Tampoco en el marco de la asimilación proclamada por proyectos de Estados mestizos del siglo XX consiguieron adquirir una posición social formalmente igual. Más allá de ello, la promesa de integración social por parte de las instancias estatales estaba condicionada a la renuncia de la autodeterminación cultural (vid. CEPAL, 2006).

 

Esta pretensión de superioridad propagada y cultivada desde hace siglos por élites primordialmente de procedencia europea, clase alta y media, así como las experiencias cotidianas de discriminación, quedaron profundamente marcadas en la autoconciencia de los grupos indígenas y ha significado que muchos de ellos asumieron como dada la minusvalía adscrita por el entorno (vid. GTZ, 2004:14 y 27).

 

Además, el problema latinoamericano de la pobreza de masas ha sido despolitizado durante mucho tiempo, enfocado principalmente en la desigualdad de ingresos, mientras que los elementos de desigualdad horizontal, o más bien de la dimensión étnica de las discriminaciones sociales basada en grupos de identidad común ha sido incorporada sólo recientemente a consultas y cuestionarios estadísticos. Thorp et al. (2006:455) y otros comentan que ello no es casualidad, sino se suscribe al interés cuantitativo del reducido grupo de las élites latinoamericanas o refleja el miedo de los propietarios de la "etnificación de la cuestión social":