Nº 203OCTUBRE - 2010

sur de Potosí con mucha extensión territorial pero con poca población y con poca tierra de vocación agrícola. Por ejemplo Colcha “K” tiene 9.645 habitantes, quienes viven en un extenso pero desértico territorio (2.4 millones de hectáreas).

2.3. MUNICIPIOS CON MENOR POBLACIÓN

El departamento de Oruro alberga al municipio con menor población de Bolivia aunque según su extensión territorial no está entre los cinco primeros más pequeños. Éste es el municipio de Yunguyo de Litoral que según el Censo 2001 apenas tiene 221 habitantes que serían como 50 familias. Esta situación evidentemente contrasta por ejemplo con la normativa vigente que establece un mínimo de población de 5.000 habitantes para la creación de todo municipio nuevo. Prácticamente este municipio es equivalente a una comunidad campesina promedio en cuanto a población.

Los otros municipios de menor población del altiplano son Nazacara de Pacajes, Carangas, Todos Santos y La Rivera. Ninguno de los cinco sobrepasa los 400 habitantes. La situación de estos municipios frente a los de los valles es bastante diferenciada ya que el municipio con menor población de la región valles es Tacachi con 1.210 habitantes que, por ejemplo, triplica al municipio de La Rivera ubicado en quinto lugar del altiplano.

El único municipio que aparece simultáneamente en las listas de los más pequeños en extensión territorial y con menor población es Nazacara de Pacajes que prácticamente, por estas características, es una comunidad campesina. Se parece a cualquiera de las comunidades de tierras altas en cuanto a población y territorio y por tanto es un caso ejemplar para preguntarnos si una sola comunidad puede convertirse en Autonomía Indígena Originaria Campesina.

Tanto Nazacara de Pacajes como Yunguyo de Litoral del departamento de Oruro sirven para ejemplificar un caso hipotético de la complejidad del funcionamiento de la autonomía indígena a nivel de una sola comunidad campesina u originaria. Veamos el caso. El techo presupuestario de Yunguyo de Litoral asignado por el gobierno central para el año 2009 alcanza a 243.978 bolivianos, algo así como 34.500 dólares americanos por año que provienen de la Coparticipación Tributaria, Coparticipación del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y de la cuenta especial Diálogo Nacional 2.000 (HIPC II). En términos de asignación per cápita, ese presupuesto significa cerca de 1.100 Bs. por habitante o 5.000 Bs. por una familia de cinco miembros al año. Sin embargo el gobierno municipal funciona actualmente con cinco concejales y un alcalde, quienes no pueden usar más del 25% del total de recursos para gastos de funcionamiento. Esto es cerca de 60.000 Bs. por año para pagar sueldos y salarios al personal, honorarios a las autoridades ediles y otros gastos administrativos. El presupuesto 2009 sigue siendo escaso pero es casi el doble en comparación con los de años anteriores al 2006 cuando no había el auge económico por la subida del precio internacional del petróleo.

Esta situación queda bien ejemplificada en el informe de la Fundación Pueblo difundida en el sitio web de PADEP (www.padep.org.bo) que indica que para el año 2006 “la situación más dramática la vive el municipio paceño de Nazacara de Pacajes, donde el alcalde percibe un sueldo mensual de 250 bolivianos, casi la mitad de un salario mínimo nacional, seguido de los municipios de Yunguyo de Litoral, Todos Santos, La Rivera y Coipasa de Oruro; Mojinete y San Agustín de Potosí; y Cuchumuela de Cochabamba”.

El principal problema es que si bien existen recursos para el desarrollo de estos territorios, por cuestión de escala no es posible su funcionamiento con autoridades y funcionarios que trabajen con dedicación y a tiempo completo.

Una autoridad natural (campesina, indígena u originaria) generalmente ejerce funciones a cambio de la tenencia de la tierra y con recursos propios a modo de servicio civil, pero es evidente que ningún comunario podría ejercer tales funciones por más de un año como es el caso de los alcaldes y concejales de los municipios con poca población.

En otros países como Colombia, Panamá o Estados Unidos, los pueblos indígenas son minoritarios en población y tienen una legislación favorable (discriminación positiva) que hace posible su funcionamiento como unidades autónomas sin que su existencia esté sujeta a una base demográfica mínima sino únicamente a criterios de etnicidad. Pero en el caso nuestro y en tierras altas, los municipios son predominantemente indígenas y homogéneos (o bien aymaras o bien quechuas) como veremos más adelante. Por esta razón, al menos desde el punto de vista de criterios étnicos, no se justifica la existencia de municipios (susceptibles de convertirse en autonomías indígenas) con muy poca población similar a Nazacara o Yunguyo, que no hace posible su viabilidad en términos de gestión pública, eficiencia de uso de recursos y de escala óptima. Cualquiera de los diez municipios con menor población está rodeado por comunidades y población del mismo grupo étnico. Por tanto, un criterio fundamental -que podría establecerse en la Ley Marco de Autonomías y Descentralización- para la formación de Territorios Indígena Originario Campesinos, es que los municipios con poca población (inferior a los 5.000 habitantes) necesariamente tengan que fusionarse hacia arriba con más comunidades o municipios aunque así no lleguen a completar la base demográfica mínima exigida por la Ley de Unidades Político Administrativas (Ley Nº 2150).

2.4. MUNICIPIOS CON MAYOR POBLACIÓN

 

Como es obvio, los municipios con mayor población son los urbanos, casi en su integridad en todo el país. En la región del altiplano entre los cinco municipios con mayor población están las ciudades de El Alto y Oruro junto con ciudades intermedias pertenecientes a los municipios de Achacachi, Sica Sica y Viacha. En la región de los valles son las ciudades de Cochabamba, La Paz, Potosí, Sucre y Tarija.

En el caso del altiplano, Achacachi es un municipio con 89% de población rural pero su población urbana (11%) en términos absolutos alcanza a 7.540 personas. Al igual que en los otros dos municipios rurales con mayor población (Sica Sica y Viacha), la población de Achacachi vive desarrollando actividades vinculadas al comercio, transporte y servicios junto con la actividad agropecuaria. El Municipio de Sica Sica es 75% rural y su parte urbana tiene una población casi como la de Achacachi (6.817 habitantes) que desarrolla su principal actividad económica alrededor del movimiento que genera la vía caminera La Paz-Oruro. En cambio Viacha es mayoritariamente urbano (62%) con un importante núcleo concentrado en la capital del municipio, muy vinculado a la ciudad de El Alto y La Paz. Su parte rural está integrada por 63 comunidades originarias las cuales a su vez participan en la vida municipal mediante sus propias instancias de representación y autoridades naturales, es decir actúan bajo la lógica comunitaria.

Para un municipio como Viacha con 38% de población que vive en comunidades y aunque tiene 87% de población indígena, puede resultar complicado transitar a la Autonomía Indígena Originaria Campesina. Sin embargo, según el artículo 284 de la Constitución, las 63 comunidades podrían constituirse en Territorios Indígena Originario Campesinos y elegir sus representantes ante el Concejo Municipal de forma directa por medio de sus normas y procedimientos propios. Esta salida constitucional no condiciona el ejercicio de los derechos indígenas a que las comunidades forzosamente asuman la condición de Autonomía Indígena Originaria Campesina.

De aquí podemos concluir que si bien estos municipios son mayoritariamente indígenas y rurales, existen casos relevantes en los que la población urbana es importante y que a la hora de pensar en autonomías indígenas hay que buscar algún mecanismo de integración de lo comunitario y lo urbano, de la lógica comunal y lo urbano indígena, la democracia comunitaria y la democracia liberal. Resulta más factible pensar en un sistema de representación política cuando un municipio está solamente integrado por comunidades rurales, pero el asunto se vuelve más complejo a medida que cobra más fuerza el factor urbano. Viacha tuvo y aún tiene conflictos debido a la confrontación y pugna entre los que viven en la parte urbana y los que viven en las comunidades porque cada colectividad tiene distintas aspiraciones en cuanto a proyectos de desarrollo y a la distribución del presupuesto, en el primer caso más vinculadas al desarrollo urbano y en el otro al desarrollo productivo y proyectos comunitarios.

Si el factor urbano cobra mayor fuerza en un municipio grande como es el caso de El Alto, la representación política según la lógica o democracia comunitaria cambia o se diluye debido sencillamente a que la representación por territorios y organizaciones comunitarias no se reproduce automáticamente. En una comunidad una persona -siempre que esté registrada o afiliada a la comunidad- no tiene problemas de representarse mediante la organización comunal y sus autoridades naturales u originarias porque está adscrita a un territorio conocido y delimitado del resto de las comunidades, con prácticas vivas de decisión y representación colectiva mediante asambleas o cabildos comunales. Esta figura desaparece en la ciudad a pesar de que cada barrio o distrito pueda tener una junta de vecinos u otras instancias colectivas.

Cualquier persona o familia en la ciudad de El Alto es libre de vivir en cualquiera de los barrios sin que exista una cohesión o adscripción con un colectivo y territorio.

3.1. MUNICIPIOS MAYORITARIAMENTE INDÍGENAS

El Censo 2001 incorpora por primera vez la pregunta de autoidentificación indígena. Esta es la adscripción voluntaria de la gente según sus percepciones subjetivas con alguno de los pueblos indígenas existentes en Bolivia. También existía la opción de “ninguno” para aquellas personas que no se sentían parte de algún pueblo indígena. El resultado a nivel nacional fue que los indígenas alcanzaron la espectacular cifra del 63%, la más alta al menos entre los países del continente. De esta manera se hacía oficial lo que todos ya sabíamos: Bolivia es un país mayoritariamente indígena.

Recientemente Ramiro Molina y Xavier Albó trabajaron el Sistema de Información Geográfica Étnico Lingüística o SIGEL asociando información a diversos niveles y utilizando diferentes variables étnicas del Censo 2001 como lengua indígena de una persona, si aprendió en la niñez y si habla español. Es sin duda una valiosa fuente de información que ayuda a comprender la gama étnica lingüística de la población boliviana y a profundizar el análisis de lo indígena en Bolivia.

A continuación y reconociendo que existe esta información para analizar a profundidad el tema indígena, vamos a limitarnos a revisar cuán indígenas son o no los municipios de las tierras altas considerando solamente la información de autoidentificación.

Para caracterizar los municipios de tierras altas hay un dato muy revelador: 215 de 252 son municipios con población indígena mayor al 50% más uno, esto representa más del 85% de municipios de tierras altas y el 66% del total a nivel nacional. En las tierras altas, la totalidad de los municipios altiplánicos (80 municipios) tienen población mayoritariamente indígena.

No sólo eso, sino que es la región donde la mayoría indígena no decrece tan rápidamente -en comparación a los valles- a medida que se exige mayores niveles de “indigenidad” (mayor peso de la población indígena sobre el total). Por ejemplo, 76 de los 80 municipios tienen 80% de población indígena, es decir, cuanto más alto porcentaje de población indígena se exige, la cantidad de municipios baja pero se resiste a una baja rápida. El altiplano es la región con municipios más densos en términos de población indígena

En el caso de los valles la situación es similar en cierta medida pero con una reducción más rápida si se exige a los municipios mayor grado de “indigenidad”. Si bien en el altiplano el número de municipios baja sólo en 4 municipios cuando la exigencia del peso indígena aumenta de 50% al 80%, en el caso de valles quedan fuera 26 municipios. Es decir, los municipios vallunos (quechuas) no son tan duros o fuertes como los altiplánicos (aymaras) en cuanto a homogeneidad y peso indígena.

¿Existen municipios que sean prácticamente homogéneos en cuanto a población indígena?, es decir, ¿hay municipios con 100% de población indígena en tierras altas? Esta pregunta cobra especial atención para desarrollar e incluir políticas interculturales para la población minoritaria no indígena en la perspectiva de la interculturalidad.

Una primera respuesta es que sí existe, es el municipio de Nazacara de Pacajes, pero es el único de los 252 existentes en las tierras altas. Hasta los profesores de la escuela (si es que estaban ahí el día del Censo) se declararon aymaras. Ya hemos destacado a este municipio por ser uno de los municipios más pequeños en extensión territorial pero también por ser uno de los municipios con menor población (267 habitantes).

3. MUNICIPIOS Y POBLACIÓN INDÍGENA