¨ Número de encuestas recibidas: 22 ¨ Número de ingresos en el proyecto propuesto por AHIMSA: 33 ¨ Cantidad ingresada en dicho proyecto: 2.518 euros
Proyecto elegido:
CONSTRUCCIÓN DE DOS SALAS DE CLASE PARA SEXTO DE BACHILLER EN EL CES DE OUZAL.
¨ De las 22 encuestas recibidas, número de objetores fiscales que hicieron objeción fiscal en la campaña anterior y hacienda SI les devolvió: 20 ¨ De las 22 encuestas recibidas, número de objetores fiscales que hicieron objeción fiscal en la campaña anterior y hacienda NO les devolvió: 0 ¨ De las 22 encuestas recibidas, número de objetores fiscales que NO hicieron objeción fiscal en la campaña anterior: 2 ¨ De las 22 encuestas recibidas, a 1 persona le salió positiva y hacienda SÍ LE DEVOLVIÓ.
Total recaudado para el proyecto propuesto por AHIMSA: 2.518 euros |
Se aproxima un nuevo curso y como es habitual, nos veremos el próximo día 8 de septiembre a las 7.30 de la tarde en el local de Rubeltor, calle Arroyo Hondo, nº 34 A de Vélez-Málaga. En esta primera reunión iniciaremos la organización del curso. Por tanto, los temas a tratar entre otros que puedan sugerirse, serán más o menos los siguientes. |
¨ Besos y abrazos de bienvenida. ¨ Elección de la junta directiva. ¨ Tareas a desarrollar durante el curso: Þ Apertura del local Þ Archivo Þ Jabón Þ Limpieza del local y tienda |
Þ Cena de Navidad y campañas ¨ Información de la campaña de Objeción Fiscal ¨ Actividades realizadas en el verano. ¨ Otras propuestas y sugerencias ¨ Ruegos y preguntas |
ESTHER VIVAS |
En Somalia viven 10 millones de personas; en España somos 45. Cuando nace un somalí tiene la esperanza de vivir cincuenta años. Los españoles esperan vivir treinta años más. Mi padre de sesenta años en Somalia sería visto socialmente como un anciano similar al centenario español.
Cuánto ganan
El somalí medio vive con 400 euros al año, mientras que el español medio gana 1600 al mes, aunque muchos se preguntarán quién se queda parte de su asignación media. ¿Se imaginan una vida en la que sólo tienen 40 euros para los gastos de un mes, sin sanidad pública, sin escuela, atención sociosanitaria, biblioteca, otros servicios públicos, ayudas para el estudio, pensiones, inversión en carreteras, tren, puerto?. Si en el mundo una de cada seis personas tiene desnutrición crónica, en Somalia la proporción es mayor, sin que haya datos que lo cuantifiquen. Eso significa que en su dieta no hay suficientes micronutrientes: vitaminas, proteínas, minerales, necesarios en muchas funciones vitales. Normalmente un amplio sector de la sociedad también pasa hambre, ingestión diaria de menos de 2.100 calorías por día. Las hambrunas significan que esa situación se lleva al extremo, como en los casos de sequía. Sólo el 30% de la población tiene acceso al agua. Esther Vivas nos cuenta cómo se han producido hambrunas en África con anterioridad:
La situación de hambruna en el Cuerno de África no es novedad. Somalia vive una situación de inseguridad alimentaria desde hace 20 años. Y, periódicamente, los medios de comunicación remueven nuestros confortables sofás y nos recuerdan el impacto dramático del hambre en el mundo. En 1984, casi un millón de personas muertas en Etiopía; en 1992, 300.000 somalíes fallecieron a causa del hambre; en 2005, casi cinco millones de personas al borde de la muerte en Malaui, por solo citar algunos casos. |
En la Sociedad de la Información estamos acostumbrados al móvil, a las llamadas, al SMS, a la conexión a internet, a escuchar música… Sin medios de vida, podremos imaginarnos que la escasez de estos medios de información y comunicación. De cada 20 somalíes, sólo uno tiene móvil. En España hay más móviles que personas. Si hablamos de acceso a Internet, sólo uno de cada cien somalíes puede acceder. Sanidad, educación. El médico medio español tiene 333 pacientes y el somalí, 25.000. Uno de cada tres somalíes sabe leer; en España, 97 de cada 100. Razones. Guerras continuas con otros países (Etiopía) o incivil entre señores de la guerra, en las que ha intervenido occidente, de forma directa en 1993 o indirectamente, como en 2006, con la excusa que vale para todo de la implantación de Al Qaeda. En una situación de guerra permanente, poco se puede evolucionar. Los países occidentales contribuimos con la venta de armas, en la que participó la España de Felipe González, entre 1987 y 1989. Falta de infraestructuras o de un estado que intervenga. A Somalia llega escasa ayuda oficial para el desarrollo. Zapatero en mayo de 2010 recortó en 500 millones la ayuda al desarrollo. Ya sabemos que se suele usar para favores la entrada de empresas en los países ayudados o para que colaboren, por ejemplo en el control de la inmigración que viene. Economía dedicada al pastoreo nómada o a la agricultura sin tecnificación. Una economía muy precaria, estructuralmente insuficiente, que mantiene a un amplio sector de la población en hambre y malnutrición crónica y que en momentos excepcionales, como las sequías, provoca las hambrunas multimortales. La explotación imperialista de Somalia no es muy intensa. Más bien se practica un olvido profundo con ella. No hay una deslocalización agrícola tan generalizada como la de la vecina Etiopía (donde se han vendido tierras productivas a empresas de países ricos para producción de exportación, perjudicando la producción de autosuficiencia de los propios etíopes), o industrial, pues la industria se traslada más bien a Asia. En cambio, los países ricos sí sobreexplotan los recursos pesqueros somalíes, ricos en atún, aprovechando la ausencia de estado, sin pagar ningún tipo de tasa. En esa situación de explotación pesquera sin intervención estatal apareció la piratería. España gasta 75 millones al año en seguridad privada para esa pesca de explotación no autorizada de aguas somalíes. Esto es muy común: no se ayuda a estos países, pero se explotan sus recursos, aunque tenga un alto coste que no beneficia a los somalíes. Desde hace décadas las empresas occidentales también explotan los yacimientos de petróleo de Somalia. Tampoco actúa con mucha fuerza el mecanismo del intercambio desigual, ya que la economía de Somalia no está muy abierta, las exportaciones son el 5% de sus PIB (en España es el 15%) y las importaciones duplican este porcentaje, lo que ocasiona una balanza comercial negativa. Tiene una deuda externa por la mitad de su PIB (recordemos que la de España es de 1,74), pero la situación tan pobre de su economía provoca que casi no esté devolviendo sus deudas ni asumiendo las políticas de ajuste, privatización o reforma con el estado fracasado que ya no puede reducir más sus servicios públicos, la venta de empresas públicas que no tiene o las reformas laborales para beneficiar a grandes empresas colonialistas que no quieren invertir en un país donde la población está al borde de la muerte por inanición. Por esa fase pasó en los años ochenta, que se consideran como la década del hundimiento del país. Gran parte de la deuda se contrajo para gasto militar por gobiernos dictatoriales. Además, cuando las ONGs intentan hacer su ayuda se tropiezan con otro problema, el encarecimiento de los alimentos que llevan a Somalia debido a la especulación con ellos en los mercados internacionales. Esther Vivas aporta estos datos:
La subida del precio de cereales básicos es otro de los elementos señalados como detonante de las hambrunas en el Cuerno de África. En Somalia, el precio del maíz y el sorgo rojo aumentó un 106% y un 180% respectivamente en tan solo un año. En Etiopía, el coste del trigo subió un 85% con relación al año anterior. Y en Kenia, el maíz alcanzó un valor 55% superior al de 2010. Un alza que ha convertido a estos alimentos en inaccesibles. Pero, ¿cuáles son las razones de la escalada de los precios? Varios indicios apuntan a la especulación financiera con las materias primas alimentarias como una de las causas principales.
La crisis de alimentos en África y la hambruna en Somalia en particular, son resultado de una globalización al servicio de intereses privados. Comida hay, así que el problema no es de producción, sino de acceso.
Vivimos en un mundo de abundancia. Hoy se produce comida para 12.000 millones de personas, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cuando en el planeta habitan 7.000. Comida, hay. Entonces, ¿por qué una de cada siete personas en el mundo pasa hambre? El hambre no es una fatalidad inevitable que afecta a determinados países. Las causas del hambre son políticas. ¿Quiénes controlan los recursos naturales (tierra, agua, semillas) que permiten la producción de comida? ¿A quiénes benefician las políticas agrícolas y alimentarias? Hoy, los alimentos se han convertido en una mercancía y su función principal, alimentarnos, ha quedado en un segundo plano. Se señala a la sequía, con la consiguiente pérdida de cosechas y ganado, como uno de los principales desencadenantes de la hambruna en el Cuerno de África, pero ¿cómo se explica que países como Estados Unidos o Australia, que sufren periódicamente sequías severas, no padezcan hambrunas extremas? Evidentemente, los fenómenos meteorológicos pueden agravar los problemas alimentarios, pero no bastan para explicar las causas del hambre. En lo que respecta a la producción de alimentos, el control de los recursos naturales es clave para entender quién y para qué se produce. En muchos países del Cuerno de África, el acceso a la tierra es un bien escaso. La compra masiva de suelo fértil por parte de inversores extranjeros (agroindustria, Gobiernos, fondos especulativos...) ha provocado la expulsión de miles de campesinos de sus tierras, disminuyendo la capacidad de estos países para autoabastecerse. Así, mientras el Programa Mundial de Alimentos intenta dar de comer a millones de refugiados en Sudán, se da la paradoja de que Gobiernos extranjeros (Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Corea...) les compran tierras para producir y exportar alimentos para sus poblaciones. Asimismo, hay que recordar que Somalia, a pesar de las sequías recurrentes, fue un país autosuficiente en la producción de alimentos hasta finales de los años setenta. Su soberanía alimentaria fue arrebatada en décadas posteriores. A partir de los años ochenta, las políticas impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para que el país pagara su deuda con el Club de París, forzaron la aplicación de un conjunto de medidas de ajuste. En lo que se refiere a la agricultura, éstas implicaron una política de liberalización comercial y apertura de sus mercados, permitiendo la entrada masiva de productos subvencionados, como el arroz y el trigo, de |